John Zube

Notas sobre Panarquía y Anarquía

(1986)

 



Nota

La moraleja de este potente texto de John Zube es que los anarquistas que no son, al mismo tiempo, panarquistas (es decir, personas que practican la tolerancia y el voluntarismo) son simplemente un grupo de gente violenta que no se diferencia de los estatistas a los que se oponen tan vehementemente.

 


 

Qué significa Panarquía

Panarquía significa:
- No a la tributación sin un consentimiento individual (sustitución de los impuestos por precios, tasas y suscripciones)
- No a la dictadura -a menos que sea deseada por los individuos implicados-
- No a las votaciones por mayoría -salvo entre voluntarios y aplicables sólo a ellos-
- No al reclutamiento
- No más objetivos nucleares
- No más fronteras nacionales ni enemigos nacionales
- No más privilegios, ni monopolios económicos o políticos. Sólo permanecerán los que se basen en el consentimiento unánime de voluntarios y que se practiquen únicamente a expensas de los mismos.

Eso supondría, especialmente en nuestros tiempos:
- Ni fondos, ni soldados, ni objetivos, ni motivos, ni enemigos para una guerra nuclear, sino, en su lugar, amigos y aliados por todas partes -contra unos pocos criminales que quedarían por ahí, enemigos del ser humano.

Panarquía significa un mercado libre para la política y la economía, los sistemas y las ideologías, incluyendo incluso las corrientes equivalentes a la antipolítica y la antieconomía. Cada cual que elija lo que quiera. Que cada uno rija su propio destino y que nadie rija el destino de otros adultos más o menos racionales. Esto también implica que cada persona asuma, bajo su propia cuenta y riesgo, las acciones que libremente ejerza.

Cada uno se compraría, en el mercado libre, cualquier paquete completo de medidas políticas o económicas o de seguros que quisiera para si, a precios competitivos. También podría ofrecer o recibir dichos servicios de forma cooperativa o desinteresada.

Panarquía significa soberanía del consumidor en todos los ámbitos. Esto supondría, incluso, mercado libre para la planificación central, entre los partidarios de la misma; para los reguladores, entre aquellos a quienes les gusta ser regulados; para los déspotas, entre aquellos que quieren subordinarse a ellos. Naturalmente, también significa anarquismo para los anarquistas; no sólo jerarquía para los partidarios de la misma.

Panarquía significa tolerancia en el ámbito de las acciones; también libertad de experimentación y libertades y derechos sin restricciones -donde más importan hoy en día: en política, economía y acuerdos sociales-.

La Panarquía se opone a la responsabilidad colectiva y a todas las “armas” que, de forma totalmente equivocada, aplican este “principio”; como inevitablemente hacen, por ejemplo, las armas nucleares y el resto de dispositivos de exterminación masiva indiscriminada.

La panarquía ES la única alternativa justa y factible para todo el mundo. Es el marco apropiado para todos los intentos de que cada cual haga lo que quiera de una forma diferente.

 

Qué pueden conseguir los panarquistas

Los panarquistas tienen amigos, relaciones neutras y aliados en todas partes, y unos pocos enemigos fanáticos; porque la Panarquía favorece la autonomía extraterritorial, incluso para los disidentes fanáticos y todos sus seguidores -siempre que practiquen su fanatismo sólo entre ellos-.

Los panarquistas sienten y actúan como aliados de todas las minorías, de cualquier sitio, que luchan por la autonomía -nada más-. Por tanto, su potencial para la solidaridad con otros excede la de cualquier otro movimiento ideológico. Las distintas minorías que hay entre ellos constituyen la mayoría más numerosa. El Panarquismo puede movilizar su fuerza combinada y ésta podría exceder la de los grandes poderes de la actualidad.

Los panarquistas pueden actuar como portavoces de todas las aspiraciones justas; y pueden, por tanto, hacer amigos y aliados en todas partes.

Sólo los panarquistas pueden llevar a cabo esfuerzos de liberación realmente liberadores, es decir, esfuerzos que no vayan más allá del grado de liberación que las distintas personas quieran para sí mismas.  Dejan que cada uno avance a su propio ritmo hacia sus propios ideales, de forma individual o en asociación con otros.

 

La Panarquía como aterritorialidad

¿Es el hombre un animal territorial? Más bien es un animal que parece que siempre se mueve a nuevos territorios; e incluso cuando se instala en algún lugar concreto, da la impresión de que aún se sigue moviendo en gran medida por su país o por el mundo, si tiene tiempo y dinero para ello; y, mientras, se dedica a su profesión, sus aficiones e intereses, sin considerar cuáles sean los de los demás y con independencia de ellos, de una forma relativamente tolerante.

Uno de los peores aspectos del dominio territorial exclusivo sobre miembros voluntarios y no voluntarios es que canaliza el progreso en una sola dirección: la que aprueban los políticos, los burócratas y la mayoría. ¡Imagina lo que pasaría si hiciéramos lo mismo con la religión, la filosofía, las artes, la ciencia, la tecnología, la medicina y la agricultura! Es simplemente absurdo dejar que cualquier avance en el ámbito personal de cada uno dependa de la aprobación gubernamental, burocrática o mayoritaria.

La autonomía aterritorial voluntaria constituiría el mejor tipo de “propaganda por el hecho” de aquellos que muestran una postura nihilista hacia a los valores e instituciones del “sistema dominante”. Supondría la puesta en acción de la Anarquía.

A la mayoría de la gente no se le puede persuadir; sólo aprenden con ejemplos prácticos: no con ejemplos de algún país extranjero, sino con los que ven justo ante sus ojos. La curiosidad y la envidia harán el resto.

El Panarquismo puede dar cabida a aquellos aspectos de las aspiraciones de los terroristas que sean justos, y puede, por tanto, hacer que transformen sus actividades destructivas y asesinas indiscriminadas en actos creativos.

Si incluso en círculos familiares, de amigos y de eruditos, la gente no está de acuerdo en todo, ¿cómo podemos esperar tal grado de coincidencia en todo un territorio? Dejemos que la gente se organice por si misma, de forma individual, según sus preferencias particulares, con experimentos de TOLERANCIA con los que se den cuenta del grado de libertad que quieren tener. Cualquier otra cosa, incluso aunque se lleve a cabo bajo eslóganes o banderas anarquistas, equivale al despotismo.

 

La Panarquía como libertad

La Panarquía es libertad de elección y elección de libertades.
Las libertades de expresión e información son, para muchos, casi libertades obvias. Pero por si solas no son suficientes para nuestros propósitos, como han demostrado décadas de agitación anarquista más bien infructuosa. Deben complementarse con la libertad para que cada cual actúe, por su cuenta y riesgo, según la información de la que disponga, por limitada o confusa que ésta sea.
Las libertades de acción y experimentación son morales y útiles no sólo en determinados ámbitos pequeños y limitados, sino en todos. Pero deben someterse como requisito fundamental al voluntarismo, a la elección individual. Esto implica libertad para entrar y salir de cualquier grupo o sistema u organización, incluso si se trata de uno anarquista.
No sólo debe alcanzarse cierto grado de autonomía permitida y limitada como un estado de cosas moral y esencial. Debe lograrse una autonomía completa, limitada sólo por la elección individual; lo que significa una organización legal personal y no territorial, y membresía voluntaria.
Cualquier viejo o nuevo “-ismo”, como cualquier fe religiosa, es correcto para todos aquellos que crean en él y, por tanto, dichos creyentes deberían ser libres para practicarlo entre ellos.

 

Panarquistas y anarquistas

La actitud demasiado extendida entre los anarquistas hacia los disidentes de la fe o convicción anarquista puede resumirse así: No hay libertad para los no anarquistas que disientan de nuestras propias nociones de libertad. Las variaciones organizativas sólo están permitidas a los anarquistas.

El Anarquismo, cuando se proclama o entiende de esta forma, equivale casi a una declaración de guerra contra todos los demás; y además, no se corresponde con sus nociones originales y básicas sobre los derechos, el individualismo, el voluntarismo, la elección, la tolerancia, la independencia, el consentimiento y la libertad equitativa.

Los anarquistas quieren ABOLIR el Estado, mediante revoluciones, reformas o acciones no violentas. Los panarquistas sólo quieren abolir dos de sus rasgos más importantes y coercitivos: el territeriorialismo y la membresía obligatoria; dejarían el resto a la elección individual.

Para los anarquistas que se oponen a la propiedad: El supuesto de que las personas deberían ser libres para “explotarse”, si así lo quieren, de una forma comercial libre, contractual y propertaria, dentro de sus propias asociaciones voluntarias y mediante acuerdos libres con gente externa, aparentemente va más allá de la imaginación de los enemigos fanáticos de la propiedad. Quieren destruir la propiedad para todo el mundo, incluso para aquellos que la defienden con fervor entre ellos. En esto, son tan totalitarios como los que defienden e insisten en la abstinencia, la monogamia o la poligamia para todos. Están cegados a la hora de entender que una sociedad propertaria permite que todos pongan en común y compartan, socialicen y combinen su propiedad, y que la usen entre ellos como les plazca.

Tampoco pueden ver las distintas opciones del libre mercado para la adquisición de propiedades privadas dignas de consideración para todos aquellos que quieren trabajar o usar los activos que poseen para conseguirlas.

Por tanto, el término “anarquistas-ladrones” podría ser un término más apropiado para estos “anarquistas”. Quieren establecer su sociedad libre y no violenta mediante el robo, ignorando, por ejemplo, las opciones de usufructo y compra; incluso sus ahorros y el futuro valor de su propio trabajo (que podría capitalizarse y usarse para comprar algo). Por tanto, prefieren la violencia y el derramamiento de sangre (asociado a las expropiaciones y ocupaciones) al comercio pacífico.

Ya que ni siquiera los anarquistas pueden ponerse de acuerdo entre ellos en todo, incluso tras discusiones mantenidas durante, al menos, 150 años, y mucho menos pueden ponerse de acuerdo con otros, su marco para el futuro debería posibilitar el mayor grado posible de autonomía para los disidentes; incluso para los no anarquistas.

Dicho marco es inevitablemente panarquista y ofrecería a todos los tipo de anarquistas la oportunidad total para llevar a cabo su idea particular por ellos mismos.

Los anarquistas enemigos del panarquismo argumentan en la práctica, a menudo de una forma inconsciente, CONTRA:
a) Una extensión de la libertad, la cooperación y la competición
b) La maximización de la tolerancia
c) La libertad de experimentación para todos, en todos los ámbitos
d) La autonomía de las minorías
e) La soberanía individual
f) El secesionismo individual o las opciones de salida
g) El asociacionismo voluntario
h) El requerimiento del consentimiento
i) La libertad para las elecciones individuales

¡COMO SI ESTOS IDEALES FUERAN APLICABLES SÓLO A LOS ANARQUISTAS!

En el ámbito político y económico, quieren que llenemos nuestra cesta de la compra sólo con la misma selección de golosinas que son “oficialmente aprobadas” por el movimiento anarquista -o por su sección particular-.

Son, a menudo bastante inconscientemente, defensores de:
a) La norma territorial
b) Las leyes impuestas (por pocas y anarquistas e informales que éstas puedan ser)
c) La uniformidad impuesta (aunque sea sólo la uniformidad de una utopía anarquista)
d) El gobierno (incluso si es uno altamente limitado y descentralizado)

En resumen, si no son panarquistas, no son realmente anarquistas.

 

(Traducido por Piluca Martínez Alonso)

 


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